Poesía
 
COPLAS SANROQUEÑAS
(Recopiladas por Federico Avila)  

Viva Viana! ¡Viva Viana!
Con todos os arredores
Terra de moita castaña
¡Vivan os apañadores!
 
¡Viva Viana! ¡Viva Viana!
¡Viva seu Santo Patrón!
San Roque na sua peana
Vai salir na procesión.
 
Por decir ¡Viva San Roque!
Prenderon a meu hirman
Agora que xa o soltaron
¡Viva San Roque y o can!
 
Eiche rezar dous rosarios
Meu querido San Roquiño
Libranos de boticarios
Cúranos sin diñeiriño
 
Consérvanos sempre sanos
Santo de gran devoción
Que vivamos moitos anos
Pra celebrarche a función

Federico Ávila y Cuadra. Nació en Viana do Bolo (Ourense) el 2 de Noviembre de 1892 y murió en su villa natal el año 1970.
Maestro Nacional, se dedicó desde muy joven a la enseñanza, labor que compaginó con otras actividades, pues fue en alguna medida músico, pintor, fotógrafo, poeta.
Dio clases de Música a infinidad de personas sólo por afición y componía, para los grupos orquestales que se iban formando, piezas muy sencillas, como:
O Nicolás esta tarde
dixo que mañán chovia.
Podedes estar tranquilo
que ha facer sol todo o día .

Cofundador, en 1924, de la Banda Municipal de Fisterra, fundó cuatro años después el Orfeón y Rondalla "Ecos de Sil" de Petín (Ourense) y en 1932 crea y dirige la Banda Municipal de Viana do Bolo.
Como escritor colaboró en varias publicaciones y como fotógrafo lo hizo en la revista Vida Gallega y en Finisterre, ésta publicada en Buenos Aires.
Fue alcalde de Fisterra desde 1925 a 1927.  
La biografía y la poesía han sido sacadas de su página:
www.federicoavila.com
 
 
O Xares
¡Oh, río Xares, río Xares!
Con millóns e millóns de anos
de vida enteira.

Quen agora che trancou o camiño
que por mor de facer cartos da túa forza,
che cambiaron o rumbo, para outra ribeira.

Fuches o amor dos pescantíns,
a saúde dos que a pé de tí nos criamos,
có rumor das túas brisas,
e agora unha xente explotadora,
o teu canto che roubaron.

¡Aqueles pozos profundos!
¡Aquela area pulida, do sol dourada!
¡E aquela auga doce e brilante
que máis pura cun cristal estaba!

Agora fixeron do teu camiño
un charco de auga emporcada,
e montañas, e máis montañas
de silveiras enredadas,
cortándolles o paso a todos
que se esquivan das porcas augas.

¡Río Xares, río Xares!
¡Quen te traizoou e te leva,
non merece perdón de Deus
nin no ceo, nin na terra!
Leoncio Fernandez Rodriguez

Nació el 17 de Enero de 1930 en O Seixo, en el Concello de O Bolo, de la provincia de Ourense.
Es el cuarto de siete hermanos.
De origen humilde, vive la guerra civil y fué excasamente a la escuela. Aprendió a leer y a escribir por su cuenta, con libros de poesía y periódicos, para njo quedar analfabeto.
Vive su infancia, la infancia típica de un labrador,  en el pueblo de su madre y como muchos labradores de la zona fué de niño a las siegas a Castilla y trabajó para otros labradores de jornalero.
Trabajó de minero en las minas de carbón y de cobre, retirandose de las minas de carbón con una silicosis, trabajando después de recuperarse de barrenista en las carreteras y en un túnel de trasvase de agua entre dos embalses. Su último oficio fué taxidermista. Superadas varias dolencias, de las que padece secuelas, decide explicar la experiencia de su vida en "AS ONDAS DO VENTO". 
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¡Oh, pacíficos sotos de castaños y amarillas retamas
de cegadora luz, cuando florecen esparciendo aromas
al viento, que lleváis a mi memoria los sueños queridos
de mis amores jóvenes y mágicas pasiones bellas...!  

Cuando vuelvo atrás la mirada, veo las montañas y laderas
que dieron vida a mis sueños jóvenes a orillas del Xares,
en veranos felices, bañándome en sus limpias aguas.
¡Oh, luminosos sueños de mis sueños primeros, ya lejanos,
recorriendo grutas y senderos verdes de alfombras hierbas,
donde crecían flores y tréboles que aromaban mis sentidos;
¡Volved otra vez! que el sol todavía se asoma al amanecer,
y la tierra sigue girando sobre su eje...

Cuando alzo mis ojos sobre las ensortijadas hojas
de la hiedra que se abraza a los castaños por donde el sol se filtra
aún veo las cumbres en donde la nieve engendraba arroyos
y alimentaba el río, en tanto el viento se deshacía en música,
mientras en los castaños brotaban áureas cabelleras
de flores amarillas, que peinaba la brisa de la tarde;
y aún escucho el susurro de los robles que acaricia el viento
en la cima del monte, allí donde pastan los ganados
y la nieve descansa en el invierno en un apacible sueño...

Veo las mismas cumbres que dora el sol del atardecer
cuando regresaban los ganados al toque de oración;
y veo las laderas donde crecían tomillos y cantuesos,
que esparcían su aroma al viento filtrándose entre las nubes
purpúreas de la tarde, al ponerse el sol en el ocaso;
y al verlas, todavía siento la nostalgia del tiempo,
cuando subía al monte escalando paso a paso entre brumas.

A orillas del Xares, hijo del Sil, vi crecer los alisos
gigantes, elevándose sobre los castaños centenarios,
en donde los molinos trituraban los granos de centeno
cultivado en las laderas, junto a las cantuesos y tomillos...
Y me pregunto: ¡Dónde está aquel río que desapareció
del cauce hoy totalmente seco y no se escuchan sus murmullos?
¿Qué fue del agua donde se bañaban las ninfas de los bosques,
en las cálidas tardes de verano, cuando calentaba el sol?

¡Salve! cumbres y montañas que al Xares permitisteis paso
desde las puras fuentes de Trevinca hasta los valles del Sil
en Valdeorras; ¡Salve! También vosotros sufristeis
el escarnio y el expolio de los trozos de poesía
que musicaban los jilgueros, el zorzal y los ruiseñores...

La historia se repite; antes fueron poderos Romanos
abriendo canales para lavar las áureas arenas,
y hoy, son centrales eléctricas de fuerza energética.
De aquel río ya no queda nada, está seco su cauce,
solamente el recuerdo de que por allí pasó una vez un río
que todavía buscan mis ojos entre las calladas sombras
de los verdes alisos que invadieron sus grutas y su cauce.

¿Dónde estás río Xares de aguas limpias de los neveros gélidos
en donde se bañaban las náyades, cerca de tus cascadas,
jugando con la espuma que formaban al caer las aguas?
Ya no eres río, ya no eres nada, sólo el recuerdo mudo
de un pasado feliz irrepetibles, de una ilusión perdida.
De ti, hicieron una tumba ciega para ocultar las lágrimas
de los poetas, que de tanto llorar, se les fugo el alma...
Esteban Enrique Fernández

Nació en San Martiño de O Bolo el 12 de Mayo de 1925.

Estudió Peritaje Mercantil en la Escuela de Comercio de Vigo.
Se instaló en A Rúa de Valdeorras, donde fué asiduo colaborador en fiestas y actos culturales, así como en la prensa comarcal.
Fué Presidente de la desaparecida Asociación Cultural "Os Cigurros de A Rúa" de tendencia galleguista, que alcanzó su máximo apogeo en la década de los años setenta.
El 22 de Marzo de 1996, publicó su primer libro en lengua gallega "Contos e lendas da terra do Bolo"
En Octubre de 1997, publicó "Brisas del Atardecer", una antología poética dividida en cinco partes: La Aldea, Caminando, Brumas del Sil, Amor y Ternura y Dudas y Sombras.
El 5 de Junio de 1999 publico "Cuando florecen los castaños" y mas tarde una serie de cuentos infantiles titulada "A Casa do Choupin".